En pos de un eterno momento
nos marchitamos
y sucumbimos a lo efímero.
Como la arena, la vida se nos vá
y no acertamos a saber que pensar.
Y un día el rostro del espejó
será un extraño, maldito forastero,
Lo recordado será anhelado
y lo vivido será odiado,
lloraremos por haber amado
y por haber sido.
Y gritaremos al cielo preguntando:
¿Es este, acaso, algún juego macabro?
nos marchitamos
y sucumbimos a lo efímero.
Como la arena, la vida se nos vá
y no acertamos a saber que pensar.
Y un día el rostro del espejó
será un extraño, maldito forastero,
Lo recordado será anhelado
y lo vivido será odiado,
lloraremos por haber amado
y por haber sido.
Y gritaremos al cielo preguntando:
¿Es este, acaso, algún juego macabro?